Espera, no te rindas.
¿Te
has imaginado el gran trabajo que es ser un payaso? Hacer un show mientras vive
con preocupaciones, dolor, tristeza o quizá un mal día, sin embargo decide
pintarse la cara y continuar el show.
Muchas
veces intentamos ser valientes y esforzarnos para no caer, pero cuando la caída
se aproxima es tan fuerte que duele y mucho…
Una
de las cosas que me encanta es saber lo grandioso que es Dios, ya que en las
pruebas siempre me da la fuerza de escribir lo que sucedió y enseñar a este
mundo que la vida tiene un camino extraordinario donde quizá tropecemos pero
jamás él se cansará de levantarnos.
Durante
este tiempo, anhele que mi alma esté completamente limpia y sana para poder
amar a las personas con todo el amor que se merecen y aun cuando no se lo
merezcan; porque el mejor ejemplo de amor es Jesús pero es doloroso saber que
en el intento siempre habrá cosas que no te dejaran hacerlo y es ahí donde en
tus fuerzas jamás lo harías pero en sus fuerzas todo lo podrías.
Quizá
pienses que porque decidí tener a Jesús en mi corazón todo es fácil y vivo una
vida de “suerte”
¿Suerte?
Eso realmente es algo que tendría si vivo al azar esperanzada de que un día
suceda sin tener la certeza de que sucederá lo cual si la tuviera se llamaría
fe y me sentiría bendecida, cosas
distintas ¿Cierto?
Muchas
veces, he querido volver a mi pasado e intentar hacerlo mejor, cuando Dios
repetía: De ese lugar ya saliste, no debes mirar atrás, a mi lado todo es mejor, ESPERA.
Ser
impaciente es nuestra mayor debilidad porque arruinamos nuestro presente y
futuro.
Ser
fuerte cuando no debería de ser, es nuestro mayor problema, porque lo que Dios
anhela es tener un alma quebrantada para poder sanarla o librar de todo aquello
que está viviendo.
Ser
orgullosos, es la peor arma para vivir con personas de las cuales como tú o
como yo, vive circunstancias fuertes y desean saber que el perdón bastará para
empezar.
No
estás aquí en este mundo para cargar tus problemas y quedarte encerrado, estás
para disfrutarla.
Lo
que haya pasado, ya acabó.
Lo que te haya lastimado, ya se fue.
Lo que te
abandonó, no te hará falta.
Lo que perdiste, algo mejor vendrá.
Resiste,
solo Dios sabe lo realmente sientes. No tires la toalla, el camino es
grandioso. No se trata de luchar con nuestras fuerzas porque no estamos solos,
se trata que el luche con nosotros, no lo apartes.
Salmos 23,4: Aunque
pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.
No
te alejes de Dios, ni de la iglesia donde estés o del camino que elijas andar;
porque cada dolor es una lección y quizá estamos pasando esto para poder
enseñar a otros y ayudarlos en el proceso. No somos perfectos, somos un molde
que anhela ser perfeccionado con el tiempo.
Una de las
frases que me sostuvo fue la canción salmos 23 como la de este texto: “Y si caigo o me pierdo vienes a buscarme.
No me olvidas, y me encuentras y nunca te rindes.”
Así que no te rindas porque él jamás se rendirá
de buscarte y amarte. Saldrás victorios@. Tú puedes.
Comentarios
Publicar un comentario