Escogidos para las buenas noticias.

Alguna vez te preguntaste : ¿Para qué vine al mundo? ¿Qué tengo que hacer aquí? ¿Cuál es mi propósito?

Éxodo 3: 1- 4


Moisés cuidaba las ovejas de su suegro Jetró, que era sacerdote de Madián. Un día, Moisés llevó las ovejas por el desierto y llegó hasta la montaña de Dios que se llama Horeb. Allí Dios se le apareció en medio de un arbusto que ardía en llamas. A Moisés le sorprendió ver que el arbusto estaba en llamas, pero no se quemaba. Y dijo: «¡Qué extraño! ¡Voy a ver por qué no se quema ese arbusto!»

Cuando Dios vio que Moisés se acercaba, le gritó: ¡Detente Moisés!

Moisés contestó: ¡Qué pasa, Señor!


Moisés estaba cuidando a las ovejas. En el transcurso, Dios se le aparece mediante unos arbustos que estaban en llamas pero había  un arbusto que estaba sin llamas, lo cual llamó la atención de Moisés.  
Me pregunto: ¿Qué estás haciendo ahora? o ¿Qué harás mañana? No importa el lugar, circunstancia que estés viviendo. Dios busca a sus hijos y quiere llamar tu atención de la manera más detallista. Tienes un padre que no se cansa de tocar la puerta de tu corazón y es un caballero para pedirte  permiso si es que puede entrar o no.


Éxodo 3: 5 - 6

Dios le dijo: ¡No te acerques más! ¡Quítate las sandalias, porque estás en mi presencia! Yo soy el Dios de tus antepasados; yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Al oír esto, Moisés no se atrevió a mirar a Dios y se tapó la cara.

Cuando Moisés se dio cuenta que Dios vino a buscarlo, se tapo el rostro. Así como Moisés hay momentos en que te quieres esconder de Dios por temor a mostrarte tal y como eres; por los errores, pensamientos incorrectos o vergüenza. Cuando Dios se acerca a ti, no se fija en tus debilidades, errores, pecados; tan solo viene porque eres su hijo/hija amada, a quien ama sin condición y tiene un propósito.
                                                              Éxodo 3: 7-10
Pero Dios siguió diciéndole: Yo sé muy bien que mi pueblo Israel sufre mucho porque los egipcios lo han esclavizado. También he escuchado sus gritos pidiéndome ayuda, y he visto que sus capataces los maltratan mucho. Por eso he venido a librarlos del poder egipcio. Los voy a llevar a una región muy grande y rica; ¡tan rica que siempre hay abundancia de alimentos! Es Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen. 

 Así que prepárate, pues voy a mandarte a hablar con el rey de Egipto, para que saques de ese país a mi pueblo.


Dios buscó a Moisés porque le tenía preparado un propósito, ese propósito que tu y yo también tenemos. Dios lo buscó porque en Egipto, el pueblo de Dios estaba pasando por la esclavitud y ellos clamaban por ayuda . Al ver eso, el corazón de Dios como padre fue ayudarlos y sacarlos de donde estaban, fue así como Dios escoge a Moisés. Escoge a un ser con defectos pero que será transformado en la gracia y el amor de Dios. Cuando confías en el poder de Dios, para obrar en ti, él permite que todo lo que tu crees debilidad lo vuelva una fortaleza, convierta tu dolor en alegría, una puerta cerrada en un tiempo nuevo para abrir una puerta de bendición.

Dios quiere prepararte para hacer grandes cosas, así como fue hacia Moisés porque había un lugar donde necesitaban ayuda, así Dios quiere hacerlo contigo. El tiene un propósito para ti, eres escogido por ser su hijo. En este mundo eres un instrumento de bendición, cuando priorizas las necesidades de Dios en el mundo: las personas, niños, evangelio, etc. Él se encarga de las tuyas.

Después que Dios le dijo prepárate para lo que harás, como todo un ser humano de carne y hueso, Moisés empezó con los miedos con los que vienen acompañados de "peros" hubo dos peros en los cuales Dios en todo momento le decía que estará con el. 

                                                                 Éxodo 3: 13

Moisés respondió: Pero si voy y les digo a los israelitas: “Nuestro Dios, es decir, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a libertarlos”, seguramente van a decirme: “A ver, dinos cómo se llama”. Y entonces, ¿qué les voy a responder?

Éxodo 4: 10

Sin embargo, Moisés le dijo a Dios:¡Pero es que yo no sé hablar bien! Siempre que hablo, se me traba la lengua, y por eso nadie me hace caso. Este problema lo tengo desde niño.


Muchas veces tenemos miedo de dejar entrar a Dios en nuestro corazón, quizá por:
Pero Dios, no soy perfecta/perfecto.
Pero Dios, mis amigos se apartarán de mi por ya no ser como antes.
Pero Dios, el muchacho que está conmigo no cree en ti.
Pero Dios aun no estoy lista para seguirte porque aun soy joven.
Pero Dios, todo es mentira, en la iglesia solo me hicieron daño.
Pero Dios, tengo muchos defectos, no sé hablar, tengo miedo.
Pero Dios, nadie me va a creer. 
Pero Dios, no soy tan buena como crees.

Y diversos peros que uno puedo tener en su mente, sabes porque, también lo pasé. La primera vez que me hablaron de Jesús, me escondí pensando que no era mi tiempo, porque no lo merecía o tan solo quería seguir haciendo las cosas que a mi me parecen "buenas". Muchas veces Dios tocaba la puerta de mi corazón y solía decirle todavía no, a veces me pongo a pensar, si en ese momento le hubiera abierto la puerta y mi respuesta hubiese sido sí, quizá hubiera sufrido menos. Pero Dios en su bondad así le cierres las puertas 10 veces, él no se cansará. Cuando por fin le permitas entrar a tu corazón su obra empezará, esas malas decisiones que tomaste, el las convierte en lecciones para que en su tiempo vayas por las necesidades que hay en este mundo y enseñes a muchas chicas o chicos que están viviendo las mismas circunstancias que tú pasaste. 

Este mundo tiene muchas necesidades y Dios necesita obreros. No obreros perfectos, sino obreros que estén dispuestos a confiar en él. 

Tú puedes llevar las buenas noticias, tan solo tienes que dar ese paso de valiente y atreverte abrir la puerta que Dios está esperando a que le invites a pasar a tu corazón. 

Y cuando suceda, prepárate para la mejor aventura que vivirás. 

                                                                                               Éxodo 3: 12

Dios le dijo:¡Moisés, yo estaré contigo en todo momento! Y para que sepas que yo soy quien te envía, voy a darte una señal: Después de que hayas sacado a los israelitas, todos ustedes me adorarán en este mismo lugar.

Aparta los peros, los temores o él que dirán por seguir a Dios, él está contigo. Jamás te abandonará.

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